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Lotería de Boyacá

La sin salida del comercio informal

Como suele pasar en las redes sociales, hace poco el video de la vendedora a la que le arrebatan su carreta de fruta se viralizó en todo el país, generando todo tipo de reacciones tanto a favor como en contra.

Esta imagen, que pareció sacada de una obra renacentista, refleja una situación que vemos a diario, pero que es el típico caso del problema que preferimos ignorar hasta que se vuelve insostenible. Tanto fue el impacto del video que terminó con la intervención del famoso influencer ‘El chico de la ruana’.

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Por un lado, algunos se indignaron por la forma en la que fue tratada esta comerciante, y por otro, hubo quienes defendieron el accionar de las autoridades que buscan hacer cumplir la ley y despejar el espacio público. Sin embargo, el sinsabor para todos los habitantes de Tunja continúa, ya que parece no haber una forma salomónica de solucionar este problema con el fin de dejar a todos contentos. Aunque el municipio ha dado soluciones como la reubicación, los comerciantes no están de acuerdo con la medida.

Los numerales 4 y 6 del artículo 140 del Código Nacional de Policía que tipifican como contravenciones la ocupación del espacio público, además existen acciones populares en las que los habitantes del centro de Tunja exigen que el espacio público sea despejado para el libre tránsito de peatones y personas en condición de discapacidad; peticiones muy coherentes, hasta que nos encontramos con la otra cara de la moneda, las personas que trabajan en las calles.

Bien sea por la razón que sea, cualquier persona puede llegar a terminar como vendedor informal: por falta de oportunidades de empleo, falta de formación profesional o por simple tradición familiar. Las condiciones detrás de la informalidad son diversas y únicas en cada persona. Para el caso de Tunja, son muchos los factores que pueden influir en el crecimiento que ha tenido la informalidad en los últimos años, tales como el aumento de la llegada de migrantes y las escasas oportunidades labores en la región.

Sea por el motivo que sea, lo cierto es que las calles de Tunja no son lo que solían ser, pasar por el centro se ha convertido en un ejercicio estresante en donde el ruido, el escaso espacio para caminar y los constantes anuncios que hacen los vendedores a todo pulmón, ya son parte de la camita habitual.

La precaria economía actual facilita que la cultura del ‘rebusque’ prospere, simplemente porque es más fácil vender en la mitad de la calle que pagar impuestos, hacer facturas y vérselas con la Dian; pero, en la mayoría de los casos, quienes trabajan en las calles lo hacen porque no tienen otra opción.

En este panorama, injusto con el comerciante legal, los consumidores también tiene parte de culpa, ya que si usted es de los que prefiere comprar en la calle para ahorrarse unos pesos, usted también es parte del problema.

Este trago amargo de ver protestas, marchas, plantones y riñas entre vendedores y fuerza pública lo seguiremos viviendo, porque tristemente las calles, al igual que la paciencia de los ciudadanos, tienen un límite y como toda actividad económica, esta también debe ser regulada, ojalá con empatía y respeto, porque todos finalmente buscamos un lugar para poder trabajar.

Por: Marbet Moreno

Facetas de Boyacá

Un comentario en «La sin salida del comercio informal»

  1. Vivo en el centro y le compraría esto de que en el centro ‘la mayoría de los casos, quienes trabajan en la calle lo hacen porque no tienen otra opción’ salvo el pequeño detalle de ver siempre a los mismos vendedores desde hace años, como si de una mafia organizada se tratara, dudo sea coincidencia.

    Lamentablemente el diálogo fracasó desde hace años y si no se cortaba el problema de raíz, el problema solo aumentaría con las recientes denuncias de venta de drogas ilegales y el aumento de indigencia.

    Insistiré que la administración de la ciudad no debe ayudar a la gente, debe garantizar las condiciones mínimas como seguridad e infraestructura para que puedan trabajar y prosperar por cuenta propia.

    Gracias por permitir la caja de comentarios, que Dios le bendiga.

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